La arquitectura abarca la consideración de todo el ambiente físico que rodea la vida humana: no podemos sustraernos a ella mientras formemos parte de la civilización,
porque la arquitectura es el conjunto de modificaciones y alteraciones
introducidas en la superficie terrestre con objeto de satisfacer las
necesidades humanas, exceptuando sólo el puro desierto.
Tradicionalmente, la arquitectura ha sido considerada una de las siete Bellas Artes. Determinados edificios u otras construcciones son obras de arte ya que pueden ser considerados primariamente en función de su forma o estructura sensible o de su estética. Desde este punto de vista, aunque los medios de la arquitectura puedan consistir en muros, columnas, forjados, techos
y demás elementos constructivos, su fin es crear espacios con sentido
donde los seres humanos puedan desarrollar todo tipo de actividades. Es
en este "tener sentido" en que puede distinguirse la arquitectura (como
arte) de la mera construcción. Así es como ésta es capaz de condicionar
el comportamiento del hombre en el espacio, tanto física como
emocionalmente. Aunque en la actualidad suele considerarse que la
principal actividad de la arquitectura va dirigida al diseño de espacios
para el refugio y la habitación (las viviendas), sólo a partir del siglo XIX comenzaron los arquitectos a preocuparse por el problema del alojamiento, la habitabilidad y la higiene de las viviendas, y a ampliar su ámbito de actuación más allá de los monumentos y edificios representativos.
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